La investigación, dirigida por los investigadores Mònica Bulló y Jordi Salas, se realizó en 5.860 participantes de entre 60 y 80 años pertenecientes al estudio PREDIMED (Prevención con dieta mediterránea) que fueron seguidos durante casi seis años.
Todos ellos presentaban factores de riesgo cardiovascular y el seguimiento se realizó a través de visitas periódicas durante las cuales se los recogían parámetros de salud y de estilo de vida, incluyendo datos de alimentación. Al final del seguimiento se documentaron un total de 768 cataratas aparecidas durante el estudio.
La investigación, dirigida por los investigadores Mònica Bulló y Jordi Salas, se realizó en 5.860 participantes de entre 60 y 80 años pertenecientes al estudio PREDIMED (Prevención con dieta mediterránea) que fueron seguidos durante casi seis años.
Todos ellos presentaban factores de riesgo cardiovascular y el seguimiento se realizó a través de visitas periódicas durante las cuales se los recogían parámetros de salud y de estilo de vida, incluyendo datos de alimentación. Al final del seguimiento se documentaron un total de 768 cataratas aparecidas durante el estudio.
Tras analizar su dieta, constataron que las personas que consumían más vitamina K tenían menos riesgo de sufrir cataratas, casi un 30 por ciento menos de riesgo en comparación con los individuos que tomaban menos vitamina K.
Los autores reconocen que, aunque este efecto se había observado previamente en ratones, ésta es la primera vez que se describe este beneficio en personas.
Las cataratas se asocia sobre todo al envejecimiento y a determinadas patologías como la diabetes tipo 2. Pero también la obesidad, algunos alimentos o nutrientes, la dieta, el tabaquismo y el alcohol son reconocidos factores de riesgo.