Desde que en 2007 el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia inició un programa de colaboración con el Sergas, «Ollo cos ollos«, para permitir que el médico o pediatra de atención primaria derive las revisiones visuales a un óptico-optometrista mediante una hoja de interconsulta, se han registrado un total de 406.015 hojas de interconsulta. De las 54.117 interconsultas nuevas realizadas el año pasadoen la comunidad, un total de 21.116 fueron en Pontevedra. En A Coruña, fueron 25.849, mientras en Lugo y Ourense, fueron 5.193 y 1.959, respectivamente.
Tras analizar los datos de consultas, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia ha extraido que uno de cada cuatro adolescentes y niños gallegos menores de 16 años (en concreto, el 24,3%) necesitan corrección optométrica, lo que se traduce en la necesidad de usar gafas o lentes de contacto graduadas por padecer «en su gran mayoría», según informa el Colegio en un comunicado, miopía y astigmatismo, y «en algunos casos» hipermetropía aunque sin necesidad de corrección en la gran parte de los casos.
El Colegio recuerda que el sistema visual está diseñado para trabajar en visión lejana y, «de forma ocasional«, en visión próxima, que sería aquella en la que se puede trabajar «cómodamente» con las manos a unos 30-50 centrímetros de los ojos. «Mirar de cerca durante mucho tiempo supone un esfuerzo y puede provocar molestias. Nuestros ojos están hechos para ver de lejos y ocasionalmente de cerca», explica el presidente del Colegio, Eduardo Eiroa.
En su nota, los ópticos-optometristas explican que el uso prolongado de los dispositivos electrónicos(smartphones, tablets, ordenadores, videojuegos, e-books€) reclama un esfuerzo visual «para el que no estamos preparados». Además, con los smartphones se da el caso de lo que definen como «visión ultrapróxima», ya que debido al tamaño de las pantallas es habitual que se sitúen a apenas 10 centímetros de distancia de los ojos.
En esa línea, el presidente de los ópticos-optometristas indica que en torno a un 75% de los usuarios de dispositivos electrónicos padecen el llamado «síndrome de fatiga visual», cuyos síntomas son las molestias oculares –tensión, pesadez de ojos, picores, quemazón, necesidad de frotarse los ojos, somnolencia, escozor ocular, aumento del parpadeo–, los trastornos visuales –dificultad al percibir los caracteres en las pantallas, visión borrosa al mirar de lejos, diplopia (visión doble)– y síntomas extraoculares cefaleas, vértigos y sensaciones de desasosiego y ansiedad, además de molestias en la nuca y la columna vertebral–, enumera el comunicado. Con el fin de evitar estos trastornos, los e-books y tabletas electrónicas «permiten una posición de lectura inclinada, con características ergonómicas», recuerdan desde la entidad.
Recomendaciones
Los profesionales, para evitar o minimizar los problemas pueden causar estos dispositivos en la visión, aconsejan «limitar su uso» (al «máximo» en el caso de menores de diez años, inciden), no utilizarlos a oscuras, procurar que la pantalla y los caracteres sean lo más grande posibles para utilizarlos con comodidad y que el contraste y los colores entre el texto y el fondo resulte cómodo, explican desde el Colegio.