Conducir es una actividad que exige estar en plena forma, no solo física, sino también visual. Sin embargo, muchas personas no son conscientes de lo importante que es tener una buena salud visual al volante, ni del riesgo que supone llevar una graduación desactualizada.
¿Te ha pasado que las señales de tráfico ya no se ven tan claras como antes? ¿Te cuesta enfocar de lejos o te sientes inseguro conduciendo de noche? Si la respuesta es sí, ha llegado el momento de hacer una revisión visual.
Una mala visión al volante puede tener consecuencias graves
Tener una visión deficiente al conducir no solo incrementa el riesgo de accidente, sino que también puede dificultar tu capacidad para:
- Detectar señales y obstáculos con suficiente antelación.
- Evitar deslumbramientos, especialmente por la noche.
- Mantener la concentración y evitar la fatiga visual.
- Reaccionar a tiempo ante situaciones imprevistas.
¿Cuándo fue tu última revisión visual?
La vista puede cambiar de forma gradual, por lo que muchas veces no notamos que hemos perdido agudeza visual… hasta que es demasiado tarde. Por eso es fundamental realizar revisiones periódicas, especialmente si conduces a menudo, ya sea por trabajo o en tu día a día.
No pongas en riesgo tu seguridad ni la de los demás. Una revisión a tiempo puede suponer una gran diferencia en la carretera.